La violencia en las familias se ejerce comúnmente en contra de las mujeres, los niños, las personas de la tercera edad, las personas con una discapacidad o con alguna otra situación que represente una desventaja ante la persona que ejerce la violencia. En el informe sobre la situación mundial de la prevención de la violencia contra los niños 2020, publicado a principios de este mes por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el UNICEF, la UNESCO, la Oficina del Representante Especial del Secretario General de las Naciones Unidas sobre la Violencia contra los Niños y la Alianza Mundial para Acabar con la Violencia contra los Niños, se revela que la mitad de los niños del mundo, es decir aproximadamente 1000 millones de niños, se ven sujetos cada año a violencia física, sexual o psicológica, y sufren traumatismos, discapacidad y muerte, porque los países no han observado las estrategias establecidas para su protección.
Ante la Pandemia del Covid-19 y dada la necesidad de aislamiento social y confinamiento en los hogares, hay reportes de incrementos pronunciados en el número de llamadas a las líneas telefónicas de ayuda contra el maltrato infantil y la violencia de pareja, referidos por la OMS. De acuerdo a este organismo, en el maltrato infantil existe abuso y la desatención en el niño. Se incluye maltrato físico o psicológico, abuso sexual, desatención, negligencia y explotación comercial o de otro tipo que causen o puedan causar un daño a la salud, desarrollo o dignidad del niño, o que pueda poner en peligro su supervivencia, en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder. La exposición a la violencia de pareja también se incluye a veces entre las formas de maltrato infantil.
Para un niño, ser maltratado por quienes a su vez representan a sus figuras protectoras es muy doloroso y lo que le sucede se convierte en una situación totalmente contradictoria. Imagínate que eres un niño en este momento, amas a tus padres por el simple hecho de serlo, son quienes te dieron la vida, pero al mismo tiempo uno de ellos o ambos, te propician dolor físico por sus golpes (los cuales pueden generarte heridas graves incluidas lesiones incapacitantes), sufrimiento emocional por sus insultos y gritos, temor por sus amenazas y amedrentamiento, ansiedad ante la expectativa de ser maltratado en cualquier momento y por cualquier razón, tristeza y desesperanza al no saber cómo actuar ante el maltrato. Ante situaciones de maltrato infantil hay mucho sufrimiento.
En los casos de violencia en contra de los niños, hay un elevado riesgo de tener problemas graves de salud mental a largo plazo. Los adultos que han sufrido maltrato en la infancia corren mayor riesgo de sufrir problemas de violencia en la forma como se relacionan con los demás (como víctimas o perpetradores); depresión; consumo de tabaco, drogas y alcohol; obesidad; comportamientos sexuales de alto riesgo; embarazos no deseados, e incluso corren riesgos de tener comportamientos suicidas.
Frente a la violencia, cada persona responde en forma diferente dependiendo de su capacidad para manejar las emociones, la valoración que le da a la situación, las estrategias de afrontamiento, la red de apoyo social con la que cuenta, su nivel de autoestima, su capacidad para ser resiliente y en general su historia de aprendizaje. En los niños es crucial la orientación para manejar situaciones de violencia a las que esté expuesto, ya que los niños suelen culparse de las situaciones difíciles que perciben en la familia y mientras más pequeños son se les hace más difícil identificar y reconocer lo que sienten y comprender que están inmersos en esa situación de violencia sin que ello sea su responsabilidad. Tener una buena red de apoyo con adultos en los que pueda confiar y quienes le puedan proteger, contar con un espacio donde pueda hablar de lo que le sucede y que otros adultos (por ejemplo otros familiares, amistades de la familia) contribuyan a apoyarlo en su situación puede ayudarlos a superar situaciones de violencia familiar de una mejor forma representando un factor protector de salud mental para el niño. Lo más importante es que pueda criarse en un ambiente sano, seguro, en el que se sienta amado y respetado y en el que haya estabilidad emocional, sea con uno o con los dos padres.
Si eres víctima de violencia familiar y tus hijos son testigos e igualmente víctimas, es importante que consideres lo siguiente:
- Ayúdalos a identificar y reconocer sus emociones. Es vital insistir que lo que sucede no es su culpa ni la tuya, la persona que ejerce la violencia necesita ayuda psicológica.
- Escucha a tus hijos, habla con ellos sobre sus temores, escucha lo que piensan y lo que sienten de lo que están viviendo. Escucharlos quizá te ayude a tomar una decisión con respecto a resolver la situación de violencia.
- Identifica una red de apoyo y ayuda a tus hijos a identificar redes de apoyo confiables, como maestros o familiares que puedan brindarle apoyo.
- Habla con ellos de relaciones saludables. Entender que el tipo de relación en el que vive su familia, basada en la violencia y el abuso, no es una relación sana. Esto es muy importante para las relaciones que establezca a futuro.
- Ayúdalos a sentirse más seguros. Es necesario que evalúes si es conveniente continuar la relación de pareja dado la situación de violencia doméstica.
- Consigue ayuda profesional. Debes proteger tanto tu salud física y mental como la salud de tus hijos.
Recuerda que la violencia no se esfuma sola debes hacer algo, más aún si son tus hijos los que sufren daños físicos y emocionales por la situación de maltrato y abuso que se vive en el hogar. Si necesitas orientación, yo te puedo ayudar.
¡Hablemos!
Lcda. Nancy Marchan