1. Trato hacia ti mismo
Identifica cómo te tratas. Si te das cuenta que tu diálogo interno es destructivo, intenta ser más amable al pensar en quien eres y lo que haces.
2. Identificación de tus fortalezas
Define tus fortalezas o cualidades que te describen como persona y consideras que son positivas. Imagina que estás hablando de un buen amigo con alguien y se lo describes para que se haga una idea de quién es, seguramente cuando haces esto describes las fortalezas o características muy positivas de esa persona. Esto te ayudará a darte valor y apreciarte.
3. Identificación de tus debilidades
Define tus debilidades o aquellas características de tu forma de ser que has identificado que te han generado problemas o que notas que es necesario cambiar porque te alejan de las metas que te has trazado o te alejan de tus valores. Tomando el ejercicio que hicimos con las fortalezas, imagina que tu amigo necesita cambiar la forma de manejar algunas situaciones ya que le trae conflictos y tú lo has identificado, ¿Cómo se lo dirías? Seguramente buscarías decirle con “cariño” o de la “mejor forma” lo que has observado, porque es un buen amigo y quieres ayudarlo. Esto te permitirá a identificar aquellos aspectos en los que debes trabajar para mejorar.
4. Receptividad ante los cambios
Mantente receptivo ante los cambios que te ayudarán a mejorar tu relación contigo mismo y con los demás. Quizá al principio sea difícil pero cuando cambiamos aquello que nos mantiene “atrapados” en problemas y conflictos, logramos un mayor bienestar personal.
5. Nivel de auto-exigencia
Revisa el nivel de exigencia que te colocas. Buscar la excelencia y hacer las cosas de la mejor manera posible es importante; sin embargo, ser perfeccionista muchas veces contribuye a mantenerte insatisfecho y destacar tus errores reprochándote por ellos, haciéndote sentir menos capaz, lo que no es sano para ti.
6. Comparaciones con otros
Evita compararte con los demás. Las historias de vida son únicas, cada persona tiene sus propios logros y dificultades y las afronta en función de lo que ha vivido y aprendido, entonces no es recomendable que te compares con otros. Evalúa más bien cuál es el progreso que llevas, cómo puedes ajustar tus metas y cómo obtener lo que necesitas para motivarte a lograrlas.
7. Metas a cumplir
Traza metas que puedas cumplir. A medida que realices actividades dirigidas a alcanzar el objetivo final, verás que tus emociones y pensamientos estará enfocados hacia los logros y serán más positivos cada vez.
8. Logros obtenidos
Valora lo que has logrado. Reconoce el avance de lo que has hecho y asume los errores como parte del aprendizaje. Ten cuidado con pensamientos negativos que puedan desmotivarte a la acción.
9. Amor propio
Al recuperar el “amor propio”, identificas lo que te gusta de ti, lo que valoras, lo que admiras de ti y lo que te hace sentir bien contigo mismo, de manera que trabajas en el fortalecimiento de tu autoestima y proteges tu salud mental.
Y tú, ¿necesitas orientación para fortalecer tu autoestima? Puedo ayudarte.
Lcda. Nancy Marchán